Leer es rumiar

“Para practicar de este modo la lectura como arte se necesita ante todo una cosa que es precisamente hoy en día la más olvidada (…), una cosa para la cual se ha de ser casi vaca y, en todo caso, no “hombre moderno”: el rumiar…” (“Prólogo”, Genealogía de la moral, Madrid: Alianza, 2005, pág. 31). Las definiciones que ofrece la RAE de “rumiar” son las siguientes: “1. tr. Masticar por segunda vez, volviéndolo a la boca, el alimento que ya estuvo en el depósito que a este efecto tienen algunos animales. 2. tr. coloq. Considerar despacio y pensar con reflexión y madurez algo. 3. tr. coloq. Rezongar, refunfuñar.” Las tres definiciones de “rumiar” funcionan para explicar lo que quiere decir Nietzsche sobre la lectura. Es necesario al leer rezongar y refunfuñar sobre lo que estamos leyendo, así nos volvemos activos en la lectura. Pero también es necesario “considerar despacio y pensar con reflexión y madurez”; al punto en que, como lo indica la definición de la palabra, es necesario “masticar por segunda vez, volviéndolo a la boca, el alimento” teórico que hemos ingerido.