Sobre la distribución del conocimiento en el capitalismo de plataformas: acceso abierto al contenido pero no a los datos sobre sus usuarios, Bodó Balázs
por Juan Pablo Anaya
book-streaming), la tarifa plana, el formato come todo lo que puedas de acceso a los libros se encuentra únicamente disponible en los audiolibros, pero raramente en los e-books. Me pregunto por qué. ¿Han notado que no hay demandas grandes por piratería de libros?
Por supuesto está la demanda contra Sci-Hub y Library Genesis en Nueva York, y hay otra en Canada en contra de aaaaarg, que es un problema mayúsculo para aquellos que han sido nombrados en estos casos. Pero esto es casi insignificante comparado a las guerras de alto perfil que la industria de la música y la industria audiovisual libro en contra de Napster, Grokster, Kazaa, megaupload y otras similares. Es como si los editores de libros se hubieran dado por vencido en intentar luchar contra la piratería en las cortes, y hubieran lanzado unas cuantas demandas únicamente para mantener la apariencia de que aún les importan los derechos de autor en el espacio digital. Me pregunto por qué.
Conozco un poco mejor la industria de las publicaciones académicas que el mercado literario de ficción mainstream, y tengo la sensación de que los modelos de negocios originales basados en el copyright están siendo re-emplazados poco a poco por algo distinto. No vemos más esfuerzos en contra de la piratería por parte de los editores porque la piratería haya dejado de existir –es un asunto global y masivo– sino porque los editores lo más problable es que se hayan dado cuenta que a la larga el modelo de exclusividad basado en el copyright es insostenible. Las guerras en torno al copyright de las dos decadas pasadas les enseñaron que ley no puede ponerle fin a la piratería. Como lo demuestra el caso de Sci-Hub, puedes ganar todo lo que quieras en la corte de Nueva York, pero esto tiene un efecto real menor en tanto que las condiciones que atraen a los usuarios a las bibliotecas sombra (shadow libraries) persista. Los negocios de edición basados en la exclusividad — de un cierto autor, por ejemplo– están siendo tomados por asalto por otros lados también. El acceso abierto oblitario en los E.U.A. y en la U.E. significa que hay un cuerpo creciente de nuevas investigaciones del cual los editores ya no pueden cobrar el acceso. LibGen y Sci-Hub hacen más difícil el poder cobrar por el resto del catáloco (for the back catalogue). Su misma existencia le enseña a millones acerca de lo que es el acceso abierto ilimitado y hace más fácil para las bibliotecas de las universidades negociar con los editores, pues no tienen que preocuparse por el hecho de que sus patrones puedan llegar a quedar sin ninguna posibilidad de acceso.
La buena noticia es que el acceso radical abierto quizá esté sucediendo. Tener cosas accesibles de manera gratruita es cada vez menos una idea radical. Uno puede ser cada vez menos radical para lograr la apertura por tanto tiempo esperada. Quizá no es obvio hoy en día y la victoria todavía no es universal, quizá tomará algunos años más, quizá nunca sea ni siquiera distribuida, pero es obvio que esta genialidad, estos millones de libros acerca de todo, desde los tratamientos de la malaria a la teoría crítica, no pueden ser borrados, y el acceso abierto no desaparecera, y el futuro estará libre de barreras de acceso.
¿Quién está descargando libros y artículos? Todo el mundo. ¿Acceso radical abierto? Ganamos, si así lo quieres… ¿Pero en realidad ganamos? Si los editores están contentos de dejar ir el control del acceso a sus materiales y su derecho de copia (copyright), significa que encontraron algo más que es mucho más rentable que vendernos a nosotros los académicos el contenido que hemos producido.
Y esto maś rentable es por supuesto los datos. ¿Han notado a dónde se han ido las inversiones de la industria editorial académica en la última decada? ¿Han notado como SSRN, Mendeley, Academia.edu, ScienceDirect, las plataformas de investigación, el software para citar, los repositorios de manuscritos, y los sistemas de bibliotecas fueron comprados por la industria editorial de textos académicos?
Todas estas plataformas y tecnologías operan sobre y apoyan el contenido de acceso abierto, mientras, generan datos sobre la creación, distribución y el uso del conocimiento; sobre los individuos, los investigadores, los estudiantes, y la facultad; sobre la institución, los departamentos y los programas. Producen datos acerca del rendimiento, del éxito o el fracaso de todo el ámbito de la investigacion y la educación. Esos son los nuevos datos que están siendo privatizados, enclaustrados, empacados y vendidos de vuelta a nosotros.
El taylorismo alcanzó a la academia. En el nombre de la eficiencia, la austeridad, y la transparencia, nuestras actividades diarias son medidas, delimitadas, empacadas, y vendidas al mejor postor. Pero en este proceso de cuantificación, el conocimiento acerca de nosotros mismos se encuentra perdido para nosotros, a menos que paguemos. Aún tenemos algunos conjuntos de datos dispersos acerca de lo que hacemos, acerca de quienes somos, aún tenemos este reflejo borroso en el espejo de datos que aún controlamos. Pero este camino de auto-conocimiento (self-enlightment) esta palideciendo, poco a poco, entre menos y menos fuentes de datos acerca de nosotros mismos están disponibles de manera libre (freely).
Creo fuertemente que la información acerca de uno mismo es la que funda la auto-determinación (is the foundation of self-determination
Fragmento del texto: https://monoskop.org/images/3/30/Memory_of_the_World_ed_Guerrilla_Open_Access_2018.pdf
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