«La muerte misma encuentra una voz cuando reímos»

por Juan Pablo Anaya

“Ha pasado ya mucho tiempo desde que quedé atribulado debido al poema de George Bataille ‘Rire’ (‘Risa’):

Reírse y reírse

del sol

de las ortigas

de las piedras

de los patos

de la lluvia

del pipí de papa

de mamá

de un ataúd lleno de mierda [IV 13]

Este poema presenta tres de los temas cruciales e imprescindibles que atraviesan los escritos de Bataille: la risa, el excremento y la muerte. Dichos ‘temas’ se suspenden solo momentáneamente en el bor de la inteligibilidad filosófica, y luego son liberados a través de una inmolación eufórica sobre el núcleo ardiente de la literatura, desintegrándose en una masa heterogénea sin sentido. Sus obras reiteran obsesivamente que el cuerpo descompuesto es excrementicio y que la única respuesta apropiada a la muerte es la risa. El cadáver no solo se disuelve en una materia baja nociva análoga a los excrementos, sino que también es de hecho defecado como desperdicio por la vida de la especie. Porque el cadáver constituye la verdad del individuo biológico, su consumada superfluidad. Solo a través de la transición hacia ese desperdicio irredimible el individuo es marcado con la deliciosa huella de su exceso. Debido a que la vida es puro excedente, el hijo de ‘Rire’ –de pie al lado de su madre, quien llora en silencio, mientras él se encuentra absorto contemplando los hediondos restos de su padre– sufre convulsiones de horror que acaban por estallar en gritos de júbilo, tan intransigentes como un orgasmo. “Rire” es, en parte, una contribución a la teoría del duelo. La risa es una comunión con los muertos, ya que la muerte no es objeto de risa: la muerte misma es la que encuentra una voz cuando reímos. La risa es lo que se pierde en el discurso, la hemorragia de la pragmática, entre la excitación y la obscenidad”

Nick Land sobre la risa en la obra de Bataille en Sed de aniquilación. George Bataille y el nihilismo virulento, trad. Abraham Cordero, ed. Materia-oscura, 2021.