Polimorfismo extraterrestre
por Juan Pablo Anaya
«En el pequeño salvavidas, ella y el alinígena cogían sin detenerse, sin cesar.
Ambos tienen Adentros y Afueras. Sus Adentros son los comunes, ojos orejas fosas nasales boca vagina ano. Sus Afueras también son los comunes: dedos y manos y pies y lengua. Brazos. Piernas. Cosas que se pueden empujar dentro de otras.
El alienígena no es humanoide. No es bípedo. Tiene cilios. No tiene huesos, o quizá sí, pero ella no puede sentirlos. Sus músculos o lo que podrían ser sus músculos, son anulares y no hebras. Su piel es del color del anochecer y está cubierta con una mucuosidad delgada y transparente que sabe a flema. No emite sonidos. Ella piensa que huele a hojas húmedas en invierno, pero después de un tiempo ella no puede recordar ese olor, o las hojas, o el inverno.
Sus Adentros y Afueras cambian. Hay ciertas hendiduras oscuras y protuberancias permanentes que a veces se distienden, pero siempre está produciendo nuevos Afueras, escarbando nuevos Adentros. Su cuerpo se hiende en ambos sentidos. La penetra de mil maneras. Y ella lo penetra también.
La nave de escape no es para humanos. El aire está demasiado caliente, la luz demasiado tenue. Es muy pequeña. No hay pantallas, ni libros, ni advertencias, ni voces, ni cama o silla o mesa o pánel de control o excusado o luces de orientación o relojes. El zumbido de la nave es uniforme. Nada cambia.
No hay espacio. No pueden evitar tocarse. Respiran el aliento del otro –si es que eso respira; ella no puede diferenciar. Siempre hay una Adentro y un Afuera, algo envuelto en otra cosa, la carne enredándose y desanudándose adentro, afuera. Haciendo espacios. Haciendo espacio.
Siempre está humeda. Ella no sabe distinguir si es por la mucuosidad de su piel, o la grasa y el sudor de la suya, sus exhalaciones o el ambiente de ese salvavidas. O eyaculación.
Su cuerpo se derrama. Cuando puede, aleja su mente. Pero no hay nada más, y cuando su mente se desconecta, ella piensa demasiado. Lo que quiere decir: piensa cualquier cosa. Coger con el alienígena es menos horrible.»
Fragmento del cuento “Spar” escrito por Kij Johnson, traducido por José Rojo para el libro 25 minutos en el futuro.