Conocimiento, tecnociencia y no-futuro
por Juan Pablo Anaya
«La tecnociencia consiste en la inversión sistemática en ‘ciencia’ para anticipar el futuro, un futuro que se construye [mediante la aplicación de ese saber por medio de la técnica]. Esto tiene amplias consecuencias… al punto en que la técnica ya no puede ser pensada como la ‘organización de lo inorgánico’, como pensaba Stiegler en La técnica y el tiempo 1, sino que ahora debe debe ser pensada también como la «re-organización de lo orgánico» (Stiegler), pues la tecnociencia ha aprendido a explotar su conocimiento de esa forma de memoria que es el código genético. La consecuencia general de esta extensión de la tecnociencia a todas las áreas del conocimiento, y la subordinación de todas las formas del conocimiento a esta inversión económica, conlleva una crisis del conocimiento mismo. Debido a su vínculo con la especulación financiera, la inversión económica en conocimiento opera de acuerdo a proyectos ligados a escalas de tiempo cada vez menores degradándose en ansiedad. Lo anterior conlleva la perdida de la idea misma de conocimiento: [atado a la especulación, a sus cambiantes intereses y a sus breves escalas de tiempo,] el conocimiento ya no puede ofrecernos un futuro».
Daniel Ross sobre La técnica y el tiempo III