«Sería preciso que el individuo se captara a sí mismo como acontecimiento. Y que el acontecimiento que se efectúa en él fuera captado como otro individuo injertado en él» Deleuze

por Juan Pablo Anaya

“Sería preciso que el individuo se captara a sí mismo como acontecimiento. Y que el acontecimiento que se efectúa en él fuera captado como otro individuo injertado en él. Entonces, este acontecimiento no sería comprendido ni querido ni representado sin comprender y querer también a todos los otros acontecimientos como individuos, sin representar todos los otros individuos como acontecimientos. Cada individuo sería como un espejo para la condensación de las singularidades, cada mundo una distancia en el espejo (…) es el descubrimiento nietzscheano del individuo como caso fortuito, tal como lo ha recogido y recuperado Klossowski en una relación esencial con el eterno retorno: de ahí «las vehementes oscilaciones que trastornan a un individuo mientras no busca más que su propio centro y no ve el círculo del que él mismo forma parte, porque si estas oscilaciones lo trastornan es porque cada una responde a otra individualidad que la que cree ser desde el punto de vista del centro inencontrable; por ello, una identidad es esencialmente fortuita y una serie de individualidades debe ser recorrida por todas y cada una, para que la fortuidad de ésta o aquélla las haga a todas necesarias» (…) elevamos cada acontecimiento a la potencia del eterno retorno para que el individuo, nacido de lo que sucede, afirme su distancia con cualquier otro acontecimiento y, al afirmarla, la siga y la despose pasando por todos los otros individuos implicados por los otros acontecimientos, y extraiga de ahí un único Acontecimiento que no es sino él mismo de nuevo, o la libertad universal (…) Contra-efectuando cada acontecimiento, el actor-bailarín extrae el acontecimiento puro que comunica con todos los otros y vuelve sobre sí mismo a través de todos los otros, con todos los otros.”

Gilles Deleuze, Lógica del sentido