#FueraPorrosDeLaUNAM: Leo noticias sobre lo que pasa en mi universidad, ahora que estoy recién llegado a San Diego. Acabo de enterarme que lastimaron gravemente al hermano de mi amigo Aurelio. Como lo dice su texto: «que quede claro: los porros lo acuchillaron, lo vieron tendido y se ensañaron como los chacales que son.» Aquí el testimonio:

por Juan Pablo Anaya

«Sebas«

de Aurelio Meza

 

«Para mi hermano Joel Sebastián García Meza, atacado por porros en Ciudad Universitaria el 3 de septiembre de 2018.

 

Intento sobreponerme del shock escribiendo. Quisiera que estas notas no hablaran sobre mí sino sobre Emilio, sobre Naomi, sobre Sebas, ese al que todos ustedes llaman Joel (“Joe”, según el Huffington Post) y que para mí, mis hermanas y mi padre siempre ha sido Sebas y nada más. Claramente me cuesta trabajo desprenderme de su historia. Cuando sucedió lo de Ayotzinapa escribí en mi cuaderno que sentía como si me hubieran arrebatado a un hermano. Hoy, casi cuatro años después, verdaderamente casi me lo quitan. Vivir a la distancia hace todo más difícil. A veces me entero más rápido de algo en el imparable flujo de información en redes sociales que a través de la familia. Por una parte lo agradezco y por otra pienso que Sebas se está convirtiendo en un símbolo, y no quiero que sea un símbolo (una abstracción de su presencia), lo quiero vivo y lo quiero aquí.

Como dijo mi hermana Jimena en la nota que viralizó la noticia, Sebas es un chico sensible y listo. Antes de entrar a CELA estudió en el CCH sur, como ellas y como yo. Todo lo que se relacione con ese sistema escolar lo defenderemos sin dudarlo. Una foto de Alfredo Domínguez en La Jornada muestra a Sebas atento a la curación de Emilio, todavía sin heridas aparentes. Mi yo-sobreprotector pregunta por qué no se alejó de ahí, pero la secuencia de fotos de Diego Uriarte (demasiado difundidas como para seguir reproduciéndolas) parecen explicar en gran medida la sucesión de los hechos. En la foto de Domínguez no aparece Naomi. La siguiente es la ahora “clásica” en la que se observa cómo trata de defenderla de un palazo; para entonces Sebas ya tiene la nariz rota. Las imágenes en las que aparece caído seguramente corresponden a cuando ya recibió las puñaladas. Agotado pero con la adrenalina al cien, mira retador a sus agresores mientras Naomi recibe la parte más dura del embate. Salvador que se vio salvado, uno no podía irse sin la otra y ambos darían lo que fuera por sacarse de allí. Pero Sebas ya no podía levantarse. Atados en la necesidad de cuidarse, solos no habrían tenido oportunidad de contar la historia de su propia boca. Naomi linda, gracias por tu actuar.

Que quede claro: los porros lo acuchillaron, lo vieron tendido y se ensañaron como los chacales que son.

¿Qué es un porro? A mis amigxs extranjerxs les ha costado trabajo entenderlo y a mí explicarlo. En resumidas cuentas, son grupos estudiantiles (el clasismo me tienta a decir pseudo-estudiantiles) pagados por cotos de poder dentro de las universidades públicas mexicanas. ¿Paramilitares? La gran mayoría no tiene formación militar, pero sí son grupos de choque. Tampoco tienen ideología propia: los contratan para pegarte, no para hacerte cambiar de opinión. ¿Esquiroles? Sí tienen la función de quebrantar movimientos sociales (o más bien estudiantiles). Pon tú que tu profe contrata unos gandules para pegarte en la salida de la escuela, ahí donde la jurisdicción es borrosa. Los trabajadores de Auxilio UNAM nunca te pueden decir quién te agredió, pero siempre están presentes. Creo que la definición más precisa que puedo formular es una “fraternidad de matones”: creen que pertenecen a algo prestigioso, usan sus jerseys de fútbol americano como los Hell’s Angels usan sus parches: distintivos y uniformes a la vez. Debido a que Auxilio UNAM tiene prohibido el uso legítimo de la fuerza (producto de décadas de lucha estudiantil), el máximo órgano de seguridad universitaria se suele asociar con grupos porriles para hacer el trabajo sucio que ellos no pueden. No daré nombres porque hay fotos y videos por todos lados en la red que hacen evidente dicha asociación. El problema de los porros en la UNAM es, como el narcomenudeo, producto de una política extraoficial de no interferencia por parte de los directivos. Nadie quiere echarse encima a académicos, administrativos (protegidos por los sindicatos) y estudiantes al mismo tiempo. Cualquier solución viable a estos dos problemas implicaría tener un control sobre la Universidad que ningún rector ha tenido desde hace muchos años. Sería arruinar una “bella tradición” en los cuadros de poder en la Universidad, estrechamente ligados a la estructura política mexicana que ya conocemos.

En la mañana me contó mi papá que lo peor ya había pasado. Hablamos de sus días de activismo. Es difícil no encontrar similitudes con los eventos previos a la masacre de Tlatelolco en 1968, o con el “Halconazo” de 1971. Algo sí ha cambiado: en ese entonces si un activista era víctima de un atentado debían esconderlo, y a todas las personas involucradas con él. Si no me creen vean el film Francisca (¿De qué lado estás?) (dir. Eva López-Sánchez, 2002), que retrata la guerra sucia en México y la infiltración de grupos de seguridad en la UNAM. Hoy los que se deben esconder son ellos. Son las patadas de ahogado del dinosaurio, pero “es un monstruo grande y pisa fuerte”. La injerencia de los porros en los movimientos estudiantiles de la ciudad de México es cíclica, recurrente (tres generaciones enfrentándolos: mi padres, mis hermanxs y yo). Sin embargo, hoy tienen nombres y perfiles, ellos mismos nos dan los metadatos para ubicar su paradero, son pendejos a más no poder. Dejaron de ser una sombra que mete la dentellada y se esconde a relamerse los dientes. Nos van a topar, a mí y a los miles que se reunieron ayer en CU.

Entendemos que mi padre haya dado una respuesta positiva al segundo comunicado de Graue porque en su época un rector no se habría dignado a dirigirnos la palabra (y a éste casi tuvimos que jalarle las orejas). Pero sus hijxs exigimos más.

Enrique Graue Wiechers: lxs familiares de Sebas somos egresadxs de la UNAM con proyectos activos en la comunidad universitaria. Si de veras te importa algo nuestra aportación, asegúrate que se terminen los cacicazgos en el CCH. Como el problema del narcomenudeo, los porros y la estructura parapolítica que la sustentan son culpa de la desidia y la fragilidad de tu rectorado y el de incontables funcionarios antes que tú. El tiempo del dinosaurio ha terminado, deja de avergonzar a nuestra casa de estudios con tus mañas retóricas. Nos debes una disculpa a todxs.

Porros: la sociedad que los vio nacer ya no existe. Hay grietas y recovecos en los se pueden esconder, pero tenemos herramientas (la red, una comunidad de apoyo bien despierta) para sacarlos de ahí.

Reporteros: vinieron muchos a zopilotear, a ustedes les pido que si realmente les importa mi hermano no dejen que sea noticia de un día.

Y para quienes nos apoyaron no tengo sino bellas palabras. Hay quienes nos dieron ánimo sin siquiera conocernos, quienes aportaron información que a veces resultaba riesgoso conseguir. Llegaron alrededor de 250 personas a donar sangre para Emilio y para Sebas. A todxs ellxs, a ti que lees esto, a quienes abarrotaron ayer Rectoría, a mis amigxs y a mi pareja, gracias. Ustedes son la semilla de ese cambio con el que soñamos lxs escritorxs de mi generación. De todo corazón, gracias.

RESPETO A LA AUTONOMÍA DE LA UNAM

NO MÁS CACICAZGOS EN LA UNAM

FUERA PORROS DE LA UNAM»