Los problemas filosóficos se crean mediante actos que abren un horizonte de sentido y que sustentan, a su vez, la creación de los conceptos
por Juan Pablo Anaya
A diferencia de cierta idea común según la cual “los grandes problemas de la filosofía” están dados, según Zourabichvili, en la filosofía de Deleuze los problemas filosóficos se crean mediante “actos que abren un horizonte de sentido, y que sustentan”, a su vez, “la creación de los conceptos”. Cuando partimos de la idea de que los problemas en filosofía están dados, “la actividad de pensar” aparece únicamente como una búsqueda de soluciones. Según Deleuze, “esta manera concebir la actividad de pensar conlleva dos prejuicios. Primero, un prejuicio infantil, según el cual, “el maestro da un problema, y nuestra tarea es resolverlo para que después el resultado sea calificado de verdadero o de falso por una autoridad poderosa.” Segundo,
“un prejuicio social –cuyo interés visible es mantenernos niños– que siempre nos invita a resolver problemas venidos de otra parte y que nos consuela o nos distrae diciéndonos que hemos vencido si hemos sabido responder: el problema es un obstáculo, y quien responde, una especie de Hércules.”
Tanto el prejuicio infantil como el prejuicio social se entrelazan para generar, dice Deleuze, una “grotesca imagen de la cultura” donde siempre esperamos la sanción de una “autoridad poderosa” que nos hace sentir héroes (a la manera de Hércules) cuando nos formula un obstáculo y se dedica calificar si lo hemos vencido o no. Según Deleuze, de esta manera permanecemos esclavos “en tanto no disponemos de los problemas mismos”. Esta imagen de la cultura nos dice hacia donde debemos dirigir nuestro esfuerzos, así genera nuestra esclavitud y nuestra condición infantil dado que no nos permite participar en el planteamiento de problemas. Como si no tuviéramos derecho a plantear los problemas que para nosotros son relevantes y los que no lo son y hubiera alguna autoridad que pudiera decidir por cada uno de nosotros mismos. Cuando Zourabichvili afirma que los problemas filosóficos se crean “mediante actos que abren un horizonte de sentido”, lo primero en que nos conviene reparar es en el hecho de que son un “acto” o una “acción” que se lleva a cabo y que, por tanto, supone no aceptar una primera formulación dada. Zourabichvili especifica qué tipo de acciones estarían involucradas en la creación de un problema filosófico: 1) hacer visible “un nuevo aspecto del cuestionamiento”, 2) abrir una “una perspectiva inhabitual” sobre un asunto que se considera ya “familiar” o 3) conferir “interés a datos considerados insignificantes”. Estas tres acciones son un primer bosquejo de cómo el acto de crear un problema puede “abrir un horizonte de sentido”.
En contra del prejuicio infantil (que espera una calificación por parte de una autoridad de su desempeño) y del prejuicio social (que asume una condición heroica a pesar de que acepta las formulaciones dadas para sus acciones) involucrado en la idea de que los problemas de la filosofía están dados, Deleuze afirma, siguiendo a Bergson, que “la verdadera libertad reside en un poder de decisión, de constitución de los problemas mismos”. Ahora bien, hacer visible “un nuevo aspecto del cuestionamiento”, abrir una “una perspectiva inhabitual” sobre un asunto que se considera ya “familiar” o conferir “interés a datos considerados insignificantes” son parte de la constitución de un nuevo problema siempre y cuando se tenga en cuenta que estos actos no simplemente descubren algo sino que lo inventan. Es necesario alcanzar a formular algo que no había sido formulado, “crear los términos mediante los cuáles se planteará” el problema. En este sentido, a diferencia del descubrimiento de un problema, que atañe a lo que ya existe actual o virtualmente, “a invención le da el ser a lo que no era y hubiera podido no llegar jamas”. En este sentido, y esta es mi propuesta, formular un problema tiene que ver con apostar por un planteamiento que hemos creado, intervenir en un debate y en la manera en que nos aproximamos a un afuera forzándonos quizá a crear un nuevo concepto o a poner en primer plano algo parecía ser secundario.
Las citas en este texto las tomé de los siguientes fragmentos:
a) “Los problemas son actos que abren un horizonte de sentido, y que sustentan la creación de los conceptos: un nuevo aspecto del cuestionamiento, que abre una perspectiva inhabitual sobre el más familiar o que confiere interés a datos hasta entonces considerados insignificantes.” (Zourabichvili, Deleuze. Una filosofía del acontecimiento)
b) “se nos hace creer que los problemas son dados completamente hechos y que desaparecen en las respuestas o la solución; bajo ese doble aspecto, ya no pueden ser sino fantasmas. Se nos hace creer que la actividad de pensar, y también lo verdadero y lo falso en relación con esa actividad, sólo comienzan con la búsqueda de soluciones, sólo conciernen a las soluciones. Es probable que esa creencia tenga el mismo origen que los otros postulados de la imagen dogmática: siempre ejemplos pueriles separados de su contexto, arbitrariamente erigidos en modelos. Es un prejuicio infantil, según el cual el maestro da un problema, y nuestra tarea es resolverlo para que después el resultado sea calificado de verdadero o de falso por una autoridad poderosa. Y además es un prejuicio social –cuyo interés visible es mantenernos niños– que siempre nos invita a resolver problemas venidos de otra parte y que nos consuela o nos distrae diciéndonos que hemos vencido si hemos sabido responder: el problema es un obstáculo, y quien responde, una especie de Hércules. Ese es el origen de una grotesca imagen de la cultura que se encuentra tanto en los tests como en las consignas del gobierno, o en los concursos de los diarios (donde cada uno es invitado a elegir de acuerdo con su gusto, con la condición de que ese gusto coincida con el de todos). Sea usted mismo, dando por sentado que ese yo [moi] debe ser el de los otros. Como si no permaneciéramos esclavos, en tanto no disponemos de los problemas mismos, de una participación en los problemas, de un derecho a los problemas, de una gestión de los problemas.” (Deleuze, Diferencia y repetición)
c) “La verdadera libertad reside en un poder de decisión, de constitución de los problemas mismos: ‘(…) pero plantear [el problema] no es simplemente descubrir, es inventar. El descubrimiento atañe a lo que ya existe actual o virtualmente: era, pues, seguro que tarde o temprano tenía que llegar. La invención le da el ser a lo que no era y hubiera podido no llegar jamas. Ya en matemáticas, y con mucha mayor razón en metafísica, lo más frecuente es que el esfuerzo de la invención consista en suscitar el problema, en crear los términos mediante los cuales se planteará’” (Bergson citado por Deleuze en El bergsonismo)”
Es una propuesta retadora Dr. Juan Pablo Anaya. «la invención le da al ser lo que no era y hubiera podido no llegar jamás» ¿Es cita de Gilles Deleuze? Qué libro de este gran filósofo recomiendas?
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Hola Elena, en respuesta a lo que me comentas puse al final del texto los tres fragmentos, de Deleuze, Zourabichvili y Bergson, que cito en lo que escribí. Creo que la cita en específico por la que preguntas es de Bergson pero justo la refiere Deleuze en «El bergsonismo». Creo que te pueden interesar las tres citas textuales, como te decía están en la misma entrada que leíste, al final. Zourabichvili es quien le ha clavado el diente a este asunto de «crear un problema filosófico». Lo que yo haría sería leer la entrada titulada «Problema» en el libro de Zourabichvili titulado «El vocabulario de Deleuze» y trataría de ir interpretando las afirmaciones que están ahí en base a los textos de Deleuze que, en principio son «Diferencia y repetición» y «El bergsonismo». Como verás, las citas la tomé de la entrada de Zourabichvili.
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