Sobre la ironía y la incongruencia conceptual

por Juan Pablo Anaya

De las estrategias mencionadas para propiciar lo cómico es la incongruencia conceptual la que parece central en la construcción de una ironía. Únicamente un análisis de los significados y de las convenciones que están en juego en un contexto permite construirla. Por tanto, en semejante ejercicio resulta fundamental tener muy en claro la dimensión semántica –los diferentes significados- que están en juego en el contexto que le dará sentido. Así, la ironía se construye al afirmar con naturalidad algo que rompe el orden lógico en el que usualmente se presentan un conjunto de ideas o al afirmar la veracidad de algo que resulta evidentemente falso en relación a un determinado contexto. La mirada del que construye una ironía es la de aquel que puede observar todas las partes del juego, casi desde una perspectiva aérea como en un tablero de ajedrez, y así rearticular las piezas a su conveniencia. En síntesis, la ironía presupone cierta superioridad, por lo menos de perspectiva, de aquel que la instrumenta.

…la parentela de la ironía con los demás géneros que buscan provocar la risa se encuentra en su necesidad común de establecer, en el interior del texto, un “suelo” hecho de convenciones sintácticas o semánticas. La risa emerge cuando ese suelo se fisura por medio del “montaje” de dos o más circunstancias inconsecuentes, inadecuadas o incongruentes.

Del montaje como estrategia de escritura trataré en la próxima entrega.