¿Cómo aproximarnos a aquello que aparece como “traumático” de tal manera que no reforcemos una forma de interioridad que se mantiene en la lógica misma en la que el trauma fue producido?

por Juan Pablo Anaya

Hace poco le escuché a Erin Manning en una clase plantear este problema: “¿cómo aproximarnos a aquello que aparece como “traumático” de tal manera que no reforcemos una forma de interioridad que se mantiene en la lógica misma en la que el trauma fue producido?”. Después de plantear el problema Manning explicó que precisamente esa pregunta hacía eco de lo que le preocupaba a ella, y a Deleuze y a Guattari, del psicoanálisis: la manera en la que al aproximarnos a algo doloroso, a partir de una forma de interioridad dada, nos volvemos incapaces de darnos cuenta qué más se está moviendo en aquello que llamamos traumático cuando lo traemos al presente. Traer al presente como un acto de recordar pero en un nuevo momento histórico, social, técnico, en una configuración vital distinta, en un entorno geográfico diferente. Donde el recuerdo siempre parece estar desbordado y presentar un excedente propio de una repetición en la que está en juego una diferencia. Quizá por lo que se preguntaba es por cómo volver al recuerdo una posibilidad de dejarse llevar por alguna forma de devenir.