El esquizoanálisis debe alcanzar el sexo no-humano
por Juan Pablo Anaya
“Todo ese conjunto -Edipo, diferencia sexual, castración como fuente de la diferencia y gran distribuidor de Edipo- define no la sexualidad, sino la representación antropomórfica del sexo. Quiero decir que no hay sexualidad humana, sólo representación humana de la sexualidad. La representación antropomórfica del sexo tiene en el falo su principio fundamental y su forma culminante. La cuestión no es saber si existe, sino cómo existe y cómo funciona. Lo que me pregunto es si esta representación antropomórfica del sexo es efectivamente una determinación que pertenece al inconsciente. Me pregunto si no es mas bien un simple dato del preconsciente o aun más, una ilusión de la conciencia sobre el inconsciente. ¿Pertenecen la máquina de castrar, la máquina fálica y su vástago edípico a una ilusión que la conciencia está determinada a producir sobre el inconsciente?
El esquizoanálisis debe alcanzar el sexo no-humano. Me parece que toda introducción, aun indirecta, de las cadenas de la forclusión, de la falta y del nombre del padre recaen en el dominio de una representación antropomórfica del sexo. Entonces, soy poco sensible respecto de la «indiferenciaci6n sexual». Ese no es un verdadero problema. Sí lo es la existencia de n sexos. Es solo estadísticamente, en tanto conjuntos molares, que hay hombres y mujeres. Pero al nivel molecular del esquizoanálisis o del inconsciente delirante es imposible reconocer a un hombre o a una mujer. Y no en virtud de una bisexualidad -lo que no nos ayudaría a salir de la representación antropomórfica-, sino en virtud de otra cosa; de los n pequeños sexos. En la representación antropomórfica hay hombres y mujeres, a nivel del sexo no-humano no los hay.
Para mi alegría, uno de los autores que pasa por ser de los más edípicos ha sabido leer y pulverizar a Edipo de una manera definitiva. Es Proust. Las relaciones entre los n sexos son de tal naturaleza que homosexualidad, heterosexualidad, hombre, mujer ya no tienen sentido. Son palabras que se pueden emplear a un nivel pero no a otro. A nivel del sexo no-humano no se conoce ni nombre del padre, ni forclusión, ni castracion, etc. En estas regiones esas cosas no existen, no conciernen al inconsciente, forman parte de las imágenes que de él se hace la consciencia.”
Deleuze, Gilles, Derrames entre el capitalismo y la esquizofrenia, trad. equipo editorial Cactus, 1a edición, Buenos Aires: Cactus, 2005.