En el Manifiesto Acleracionista: «Estos movimientos consumen una gran cantidad de energía en democracia directa y autocomplacencia afectiva y proponen frecuentemente una variante de localismo neoprimitivista, pretendiendo combatir la violencia abstracta del capital globalizado con la «autenticidad» de la inmediatez comunal
por Juan Pablo Anaya
“los regímenes neo-socialistas de la Revolución Bolivariana en América del Sur, no obstante su alentadora habilidad para resistir a los dogmas del capitalismo contemporáneo, siguen siendo, de forma decepcionante, incapaces de presentar una alternativa más allá del socialismo de mediados del siglo XX. Las organizaciones laborales, debilitadas sistemáticamente por los cambios forjados por el proyecto neoliberal, son escleróticas a nivel institucional y, en el mejor de los casos, solo pueden mitigar levemente los nuevos ajustes estructurales. Pero sin un enfoque sistemático para construir una nueva economía ni la solidaridad estructural necesaria para imponer tales cambios, las fuerzas laborales permanecen, por ahora, relativamente impotentes. Los movimientos sociales que han aparecido desde el final de la Guerra Fría y que experimentaron un resurgimiento después de 2008, han sido igualmente incapaces de articular una nueva visión ideológico-política. Por el contrario, estos movimientos consumen una gran cantidad de energía en los procesos internos de democracia directa y en la autocomplacencia afectiva en detrimento de la eficacia estratégica, y proponen frecuentemente una variante de localismo neoprimitivista, pretendiendo combatir la violencia abstracta del capital globalizado con la frágil y efímera «autenticidad» de la inmediatez comunal.”
«Manifiesto por una política aceleracionista» Alex Williams y Nick Srnicek