«El esquizoanálisis o la pragmática no tienen otro sentido: experimenta»

por Juan Pablo Anaya

Así actuamos nosotros, los brujos, no según un orden lógico, sino según compatibilidades o consistencias alógicas. La razón es muy simple. Nadie, ni siquiera Dios, puede decir de antemano si dos bordes se hilarán o constituirán una fibra, si tal multiplicidad pasará o no a tal otra, o si tales elementos heterogéneos entrarán ya en simbiosis, constituirán una multiplicidad consistente o de cofuncionamiento, apta para la transformación. Nadie puede decir por dónde pasará la línea de fuga: ¿se dejará hundir para volver a caer en el animal edípico de la familia, un simple Podenco? ¿O bien caerá en el otro peligro, el de transformarse en línea de abolición, de aniquilación, de autodestrucción, Achab, Achab…? Nosotros conocemos muy bien los peligros de la línea de fuga, y sus ambigüedades. Los riesgos siempre están presentes, pero siempre existe también una posibilidad de escapar a ellos: en cada caso se dirá si la línea es consistente, es decir, si los heterogéneos funcionan efectivamente en una multiplicidad de simbiosis, si las multiplicidades se transforman efectivamente en los devenires de paso. Pongamos un ejemplo tan simple como: x vuelve a tocar el piano… ¿Se trata de una vuelta edípica a la infancia? ¿Se trata de una manera de morir en una especie de abolición sonora? ¿Se trata de un nuevo borde, como una línea activa que va a entrañar otros devenires, devenires completamente distintos que el devenir o redevenir pianista, y que va a inducir una transformación de todos los agenciamientos precedentes en los que x estaba prisionero? ¿Una salida? ¿Un pacto con el diablo? El esquizoanálisis o la pragmática no tienen otro sentido: haz rizoma, pero no sabes con qué puedes hacerlo, qué tallo subterráneo hará efectivamente rizoma, o hará devenir, hará población en tu desierto. Experimenta.”

Deleuze y Guattari, Mil mesetas, pág. 255