Es sabido que Nietzsche no tuvo tiempo de escribir el tercer momento que tenía planeado para Zaratustra, donde el héroe, después de confrontarse con una acción demasiado grande para él y haber conseguido tornarse capaz, finalmente afirma el eterno retorno
por Juan Pablo Anaya
“Es evidente que el Zaratustra de Nietzsche es un drama es decir un teatro. El antes ocupa la mayor parte del libro en la modalidad del defecto o del pasado: esa acción es demasiado grande para mí (véase la idea del «pálido criminal» o toda la historia cómica de la muerte de Dios; o todo el miedo de Zaratustra ante la revelación del eterno retorno: «Tus frutos están maduros, pero tú, tú no estás maduro para tus frutos»). Luego viene el momento de la cesura o de la metamorfosis, «el Signo», donde Zaratustra se torna capaz. Falta el tercer momento, el de la revelación y la afirmación del eterno retorno, que implica la muerte de Zaratustra. Es sabido que Nietzsche no tuvo tiempo de escribir esa parte, que él había proyectado. Por eso hemos podido considerar permanentemente que la doctrina nietzscheana del eterno retorno no estaba dicha, sino que estaba reservada para una obra futura: Nietzche expuso tan sólo la condición pasada y la metamorfosis presente, pero no lo incondicionado que debía resultar’ de ellas como «porvenir»”